Las cosas que ocurren cuando una suele caminar solitaria, mirando de un lado al otro, busco tu rostro y no lo encuentra.
Mi memoria olfativa, no olvida aquel aroma, aquel perfume comun, al que maldigo a cada instante. No encuentro tu rostro pero si tu aroma pegado a tu piel y ella estampada en mi rostro, y en un acto de descuido, unos labios hambrientos apretarian tu piel hasta encontrar el placer. Bendito sea tu parfume ordinario, asi, a menudo te recuerdo.
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