jueves, 29 de octubre de 2009

EL MARIANITO AL QUE LLAMABAN "DON MANOLO"

“No me cansaré de repetir que esta Escuela es la piedra fundamental y ojalá sea bien puesta, porque será la base del futuro artístico del Cusco”, dijo el maestro Mariano Fuentes Lira, fundador de la Escuela de Bellas Artes y primer director de la ERBA, condujo esta institución durante 34 años. Pero Don Mariano dejó de existir un 8 de octubre (1986).

El otoño ha llegado, las hojas se ponen de color amarillo, pálidas las niñas se dejan coger por las manos del maestro “Manolo”. Se sienta calmadamente, guarda reposo, contempla en paz el día y observa las bellas flores que lo rodean. Cuentan algunos que don Mariano adoraba las flores, por la gama de colores y la combinación de estas que para algunos resultaba ser huachafo, pero para él, eran la síntesis de los colores andinos, los colores tierra con olor a lluvia que despertaban su compromiso con la pintura.

Desde muy niño, tenía clara su profesión,oficio y pasión, que difundiría desde su modo de vida y de pensar. Cuando llegó a la etapa de la juventud, “Manolo” empezó a acercarse a los textos marxistas y fueron estos ideales de lucha por la justicia y reivindicación de la clase proletaria indígena que consigue aproximarse al grupo EL ANDE.

Las diferencias sociales y económicas, marcaron su modo de pensar y su pintura, no dudó jamás levantar el puño y poner en alto su manifiesto junto al periodista Julio G. Gutiérrez, (periodista del diario El Comercio de Cusco). Ambos impulsarían el sindicato de Construcción Civil y Artes Decorativas, su trabajo artístico reflejaba su interés de comprometer al círculo de artistas con el pueblo cusqueño, con sus costumbres y particularidades, pero también con sus problemas y miserias, con la crisis económica que los afectaba, con la justicia que no los escucha.

El arte de Mariano Fuentes Lira es un arte comprometido con sus ideales, con sus conceptos de justicia, no es un arte vulgar, del arte por el arte. Sin embargo llega un momento, que junto con su camarada Gutiérrez, decide dejar el trabajo artístico, las noches bohemias y las musas inspiradoras para dedicarse de lleno a la militancia en el partido comunista. Su tarea era llegar a todos los sectores, bajar a base con la consigna de “proletarización”, abandonando los estudios para trabajar pintando afiches y murales en el estadio universitario.

La Dra. Blanca Gutiérrez haciendo memoria de su niñez nos comentó que el maestro “Manolo” junto con su padre Julio G. Gutiérrez solían salir por las tardes a observar el Cusco y sus alrededores. En el trascurso de la conversación que mantenían, llegaban a la conclusión de que el Cusco legendario, que ellos conocieron se estaba afeando con tanto monumento huachafo.
Ellos vieron con claridad extraordinaria lo que ahora es una verdad indubitable, no les faltó razón, ahora ya no son monumentos los que afean nuestra ciudad, por lo contrario son gigantescos hoteles cuyos dueños en muchos casos, viven agarrados de la mano de la corrupción.

Adolfo Sardón, último discípulo de don Mariano Fuentes Lira, recuerda con mucho orgullo a su maestro; cuenta él que “Manolo” solía ir a pintar a las alturas de Anta, le agradaba la tranquilidad, regocijarse en el viento y observar la libertad con la que los campesinos caminaban en las trochitas de verde esperanza.

El maestro aconsejaba a sus alumnos: “Un pintor debe ser lo más humilde posible, hacer del arte su compañera, no desesperar por el dinero y ser por sobre todo humano, pues el artista es un hombre superado”. Hoy a los 23 años de su muerte sus frases son más sólidas que nunca.

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